Skip to main content

Today the Food Chain Workers Alliance is launching the report “WE ARE NOT DISPOSABLE: Food Workers Organizing on the COVID Frontlines.” The report documents the devastating and disproportionate impacts of COVID-19 on food workers, especially for Black and Latinx workers, and exposes how the pandemic exacerbated long-standing problems for workers in the food sector. It features interviews about and analysis of trends on how workers across the country are organizing in response to the crisis, from launching strikes and walkouts to protesting unsafe conditions, filing lawsuits against mega corporations, fighting for legal protections, demanding hazard pay and excluded worker funds, and forming new unions and worker organizations to build worker power. 

The report outlines trends in worker experiences at each step of the food chain and across industries–from farms to processing plants, warehouses, restaurants, retail storefronts, and more. Food workers have been on the frontlines of the COVID-19 pandemic, continuing to provide essential services as cases surged.

“We went on strike because the company didn’t care to give us basic protections, and kept exposing us to get sick or die. For weeks we demanded the company to allow us to socially distance by not ending the staggered shift program to reduce the numbers of workers coming in contact with each other. Even though the company reinstated the program after the strike, we know the fight is not over, we will keep fighting until we are treated with dignity.” 

— George’s poultry worker in Springdale, Arkansas

“We worked through the virus, we wore masks but we still started to get sick. We continued to work with what started as a headache and other symptoms of COVID-19. Three weeks later, with pain and fever, the employer of the company said that all workers had to take tests for the coronavirus. The results came out positive. Then the boss said we couldn’t work, and he sent three of us home to be quarantined. We were afraid to seek more medical support, we had to use home remedies to combat pain and cure ourselves. We were alone, only people who sent food came to drop off the food and left. It is unfair—we have to have better protection because we could have avoided this situation. We are still human beings and we deserve to be protected!”

— Erika, apple packing worker, Oswego County, New York

I make about $1,000 a month with sales. Not enough to pay the rent, definitely not enough to catch up with previous payments. The city hasn’t helped, the government hasn’t helped. I don’t qualify for one cent from the stimulus packages. I’m undocumented, we don’t qualify for anything. There’s an eviction moratorium that lasts until March 2021. I’m scared that when it is gone we will get kicked out, and I can’t even get another apartment. Where would I go? I don’t have job security as sales vary day to day. What will help is rent forgiveness, as I don’t see myself catching up.

Sonia, street vendor in New York City 

“I feel very strongly that we need more than just the gains we might earn under what basically feels like plague time. Caribou workers deserve to have family leave…we deserve to have higher pay. We deserve to have sick and safe time across the board. There are so many things that we as workers have realized that we deserve and we’re not getting…there are things that I do love about my job that have led me to stick around. Thanks to organizing, I think I’m even more motivated to stay involved., I have a lot of faith we can build something better for ourselves. “

— Lux, Caribou worker in Minneapolis, Minnesota 

“Employees are supposed to come first. After what I saw, you’re telling me my safety isn’t important and your profit is.” 

— Mark, Mars Candy warehouse worker in Joliet, Illinois

**********

Hoy la Alianza de Trabajadores de la Cadena de Alimentos está lanzando el reporte: “NO SOMOS DESECHABLES: Trabajadores de alimentos organizandose frente a COVID.”  El reporte documenta los devastadores y desproporcionados impactos de COVID-19 en los trabajadores en la cadena alimenticia, especialmente para los trabajadores Negros y Latinxs, y expone como la pandemia ha exacerbado los problemas que vienen desde antes para los trabajadores en el sector de alimentos. El reporte cuenta con entrevistas y análisis sobre las tendencias de cómo los trabajadores alrededor del país se están organizando en respuesta a la crisis, desde el lanzamiento de una huelga y paros hasta protestar por condiciones peligrosas, presentando demandas contra mega corporaciones, peleando por protecciones legales, exigiendo pago por trabajo peligroso y fondos para trabajadores excluidos, y formando nuevos sindicatos y organizaciones de trabajadores para construir poder. 

El reporte describe las tendencias en las experiencias de trabajo en cada paso de la cadena de alimentos a través de las industrias—desde granjas hasta las plantas de procesamiento, almacenes, restaurantes, tiendas, y más. Los trabajadores de alimentos han estado en la primera línea de la pandemia de COVID-19, proveyendo servicios esenciales mientras los casos aumentaban. 

“Entramos en huelga porque a la compañía no le importó darnos protecciones básicas, y siguió exponiendonos para qué nos enfermamos o nos muriéramos. Por semanas le exigimos a que la compañía nos dejara seguir el distanciamiento social a través de no terminar el programa de horarios escalonados para reducir el número de trabajadores que tuvieran contacto con sí mismos. Aunque la compañía restituyo el programa después de la huelga, sabemos que la pelea no se ha terminado, seguiremos peleando hasta que nos traten con dignidad.” 

  — Trabajador de avicultura de George en Springdale, Arkansas 

“Trabajamos durante el virus, usamos máscaras pero todavía así nos empezamos a enfermar. Continuamos trabajando con lo que empezó como una fiebre y otros síntomas de COVID-19.  Tres semanas después, con dolor y fiebre, la compañía dijo que todos los trabajadores tenían que tomar el examen del coronavirus. El resultado salió positivo. Luego el patrón dijo que no podíamos trabajar, y envió a tres de nosotros a la casa para estar en cuarentena. Teníamos miedo de conseguir ayuda médica, tuvimos que usar remedios caseros para combatir el dolor y para curarnos. Estuvimos solos, solamente las personas que nos mandaban comida podían dejar la comida y luego se iban. Es injusto—tenemos que tener mejor protección porque hubiéramos podido prevenir esta situación. ¡Somos seres humanos y merecemos ser protegidos!”

— Erika, trabajadora de empaque de manzanas, Condado de Oswego, Nueva York 

Yo hago como $1,000 al mes en ventas. No es lo suficiente para pagar el alquiler, definitivamente no es lo suficiente para ponerse al día con los pagos. La ciudad no nos ha ayudado, el gobierno no nos ha ayudado. No califico ni un centavo para el paquete de estímulo. Soy indocumentada, y nosotras no calificamos para nada. Hay una moratoria de alquiler hasta marzo  2021. Me da miedo de que cuando esto acabe me echarán, y no podré conseguir otro apartamento. ¿A dónde iré? No tengo un trabajo seguro ya que las ventas varían de día a día. Me ayudaría el perdón del alquiler ya que no veo cómo me podría poner al día con los pagos. 

Sonia, vendedora ambulante en la Ciudad de Nueva York 

Siento muy fuertemente que necesitamos más que las ganancias que podríamos ganar bajo lo que básicamente se siente como un tiempo de plaga. Los trabajadores de Caribou merecen tener el tiempo pagado para cuidar a sus familiares…merecemos un salario más alto. Merecemos tener tiempo pagado y asegurado por enfermedad para todos. Hay tantas cosas que como trabajadores nos hemos dado cuenta que necesitamos pero que no tenemos…estas son cosas que amo de mi trabajo las cuales me han hecho quedarme. Gracias al hecho de que organizamos, me he quedado. Tengo mucha fe de que podemos construir algo mejor para nosotras mismas. 

— Lux, trabajadora de Caribou en Minneapolis, Minnesota 

“Los empleados supuestamente tienen que ser prioridad. Después de lo que vi, usted me está diciendo que mi seguridad no es importante y que su ganancia si lo es.” 

— Mark, trabajador de la empacadora Mars Candy en Joliet, Illinois

Donate
X